Despido libre y eficiencia empresarial

mosso No pasa un dí­a sin que se hable de la necesidad que hay de flexibilizar el mercado laboral, causa inequí­voca de los males de la economí­a española; todos los paí­ses de la Unión Europea son más competitivos que España como consecuencia de la rigidez del mercado laboral español. En mi opinión, la argumentación que se utiliza está llena de medias verdades y de ausencias fundamentales para que las conclusiones sean dignas de tener en cuenta.

http://argital.cz/?kozka=rychle-rande-kosice&c74=41 Cuando se habla de rigidez del mercado laboral, se omite la existencia prácticamente real del despido libre en la mayor parte de las empresas españolas; esta realidad existe en las microempresas las cuales constituyen la mayor parte de las existentes en España, donde los trabajadores carecen, por razones obvias, de los mecanismos necesarios para hacer frente a las decisiones unilaterales de los empresarios; otra cosa bien distinta es lo que pueda ocurrir en las grandes empresas o en el sector público, donde existen sindicatos organizados; por cierto, en época de vacas flacas ni en esas se está seguro: Nissan, Renault, Opel, etc.

Cuando se habla de lo caro que resulta despedir a un trabajador se olvida que, independientemente de lo diga la ley (que durante los últimos años se ha ido modificando, abaratando el despido),  la realidad es que son muchos los casos en los que las empresas eluden el pago de las indemnizaciones trasladando la mayor parte de los costes al FOGASA para que lo paguemos todos y así­ abaratar los costes del mismo. También hay que tener en cuenta que en esos paí­ses en los que teóricamente es más barato despedir a los trabajadores, si nos olvidamos de los tercer mundistas, existe una estructura social, financiada ví­a impuestos, que hace posible que un trabajador que va al paro no acabe en la indigencia, como es el caso de este paí­s, aunque Zapatero y Chaves repitan hasta la saciedad que mirarán por los desempleados. ¿Cuántos trabajadores se han visto obligados a mal vender sus pisos y volver a casa de sus familias? Siempre nos comparamos con aquello que nos interesa.

Cuando se habla de la falta de competividad de las empresas españolas, siempre se habla de lo mismo: el mercado laboral. ¿Por qué nunca se habla de la falta de competitividad del factor empresarial? Por suerte hoy existe información asequible elaborada en la Unión Europea, a la que se puede acceder ví­a Internet, Central de Balances, etc. para poder comparar los diferentes grados de eficiencia que tienen los paí­ses de la Unión. En ella se puede apreciar que el valor añadido de las empresas españolas y andaluzas está muy por debajo de la media europea y a años luz de los paí­ses con los que nos queremos igualar, Alemania, Francia, Austria, Finlandia, etc. Además hay que tener en cuenta, y esto es importante, que para el cálculo del Valor Añadido no se tienen en cuenta los gastos laborales.

Debido a los bajos costes laborales en proporción al total de gastos, según los datos oficiales de la Unión Europea, cuando estos se incorporan al total de gastos para calcular la rentabilidad bruta es cuando aumenta la capacidad competitiva de España; el resultado bruto se sitúa por encima de la medí­a aunque, en el caso de Andalucí­a, ni siquiera así­ lo consigue, consiguiendo valores superiores a Alemania, Austria, Bélgica, Finlandia, etc. ¿Quién es capaz de decir ahora que la culpa de la falta de competitividad la tienen ahora los gastos laborales?

Si además hablamos ya del otro caballo de batalla que utiliza la derecha tradicional y sus «sociedades instrumentales» la CEOE, la CEA y hasta el Presidente del Banco de España, los impuestos, terminamos por constatar que nos toman por estúpidos. ¿Quién no ha comprado algo, alguna vez y le han preguntado si «con IVA o sin él? Cuando se obtiene la base liquidable del impuesto ya han desaparecido una buena parte de los beneficios ya sea por acción, incluyendo gastos no deducibles que nadie controla, o dejando de declarar ingresos que constituyen una parte importante de las inversiones inmobiliarias o de los fondos integrantes de la burbuja financiera de los siempre maltratados empresarios.

Escrito por La madre