8 de Marzo: abordaje integral de la violencia hacia la mujer

Point Pedro En este 8 de Marzo seguimos constatando que a pesar de los avances habidos, la Sociedad sigue estando organizada sobre unos estereotipos masculinos y femeninos que confrontan con los intentos de avanzar en pie de igualdad entre hombres y mujeres.

angers femmes mures La violencia contra las mujeres hay que abordarla de manera integral y no solo en una de sus facetas, aunque sea la más extrema, como son las muertes por violencia de género. Por ello, en la medida en que las iniciativas polí­ticas y legislativas no aborden todos y cada uno de los aspectos estructurales de discriminación y violencia con medidas preventivas y transversales, basadas prioritariamente en la educación, prevención y detección precoz, se seguirá actuando con una ceguera de género que impedirá una polí­tica eficaz e integral en la lucha por la erradicación de la violencia hacia las mujeres.

La conciliación entre la vida laboral y familiar de momento es igualmente una espectativa, hay que seguir trabajando para crear una conciencia social de igualdad que transforme la cultura patriarcal y sexista que aún existe.

Respecto a la crisis y sus repercusiones en el mercado laboral, se están perdiendo las conquistas de las mujeres en los últimos años. La crisis ha barrido el recién aprendido lenguaje correcto de género y casi todos los informativos hablan de «los parados» en masculino. Las imágenes que acompañan esta informaciones suelen nutrirse de empresas o sectores fuertemente masculinizados en el que las mujeres no pueden ser despedidas, simplemente porque nunca se les dejó entrar. A este lenguaje se suma la aparición de un interminable desfile de expertos economistas, «hombres en su casi totalidad», en las pantallas y tribunas de los medios de comunicación y que, en su aparente asepsia analí­tica, no manejan las variables de género.

De esta forma se está construyendo un imaginario de la crisis económica absolutamente masculinizado que es, además, completamente falso. Es necesario recurrir a los datos estadí­sticos para desmontar esta imagen: en Andalucí­a el desempleo masculino se sitúa cerca del 22%, mientras que el femenino alcanza casi el 27%. En Dos Hermanas del total de parados, el 43%  son hombres y el 57% son mujeres. Es decir, que en caso de otorgar género al paro, por desgracia, se escribirí­a en femenino.

Y qué decir del nuevo Estatuto de Autonomí­a, donde nos salpica de lleno a las mujeres. Este Estatuto contiene la extensión de derechos sociales como la participación de la ciudadaní­a, la apuesta por los servicios públicos y el cuidado medioambiental. Se introduce  en el texto en torno a treinta seis nuevos derechos sociales para todas las personas que viven en Andalucí­a sin distinción de su procedencia; algunos de gran alcance como la Renta Básica o la articulación de las polí­ticas sociales a través de una red pública de servicios sociales, otros derechos hací­an referencia a problemas de carácter más sectorial como la atención especial y preferente a enfermedades  crónicas o invalidantes, las ayudas públicas a la vivienda o el reparto de integración educativa en los centros públicos y privados. Dos años después de su aprobación el único balance que se puede hacer es que su cumplimiento ha sido nulo.

Por otra parte, los alarmantes í­ndices de pobreza que afectan con mayor rigor a las mujeres inmigrantes, más desprotegidas, y a las mujeres mayores, con pensiones mí­nimas o no contributivas que no llegan a cubrir sus necesidades básicas, hacen más apremiante aún el reforzamiento del Estado Social y de los sistemas de protección.

En definitiva, el 8 de marzo, Dí­a Internacional de las Mujeres, es la fecha propicia para reconocer que se han conseguido logros pero, que todaví­a nos queda mucho por conquistar, que no estamos en igualdad absoluta hombres y mujeres, que tenemos que seguir luchando para que nuestras hijas participen de una sociedad igualitaria, sin discriminación por religión, raza o sexo y que sean ellas las que cojan el testigo de seguir escribiendo la historia con nombre de mujer.