http://simprof.pl/?myrka=randki-tvp&79c=e2 Parece que se fueron, pero siguen ahí. Parece que no forman parte del día a día, de nuestra vida cotidiana, pero nunca desaparecieron del todo y, lo que es peor, resurgen cada vez que alguien pretende sacar los trapos sucios del letargo histórico, de la memoria olvidadiza, de la conciencia inconsciente.
Esquipulas El terrorismo de Estado, ese que instauraron los golpistas en 1936 y permaneció formalmente hasta 1975, sigue contaminando las médulas espinales de nuestro sistema patrio. Y no sólo en política, sino también en esa pata de la supuesta separación de poderes, el poder Judicial.
No hay que ser tan cándido, ni parezcamos serlo: la independencia judicial es deseable, pero en este caso »“y en muchos otros- no existe. El argumento «hay que dejar que la Ley actúe» lo hemos oído muchas veces también, incluso en los plenos del ayuntamiento, tanto en unos escaños como en otros; pero todos conocemos el dicho popular «quien hace la ley hace la trampa», sobre todo cuando la trampa está en manos de quienes aplican la ley.
El régimen del Generalísimo Franco no vino por la gracia de Dios, sino que era un régimen declaradamente totalitario y que llevó a cabo una verdadera limpieza étnica al identificar a las mujeres y hombres leales a la República Española como una raza a exterminar, los llamados rojos. ¿Existe alguna duda, por tanto, para que llamemos a esa limpieza como un genocidio asimilado?
Hoy esos comportamientos se denominarían sin lugar a dudas como un régimen de terrorismo de Estado; nuestro propio ordenamiento jurídico condena sin paliativos la «exaltación del terrorismo». En este sentido se está siendo demasiado permisivo con actos y expresiones que entran de lleno en el delito de apología del terrorismo. Cuando Mayor Oreja calificó la etapa franquista como «un período de extraordinaria placidez» estaba justificando casi cuarenta años de terrorismo institucional, es decir, estaba cometiendo un delito de exaltación tipificado hoy en la Ley de Partidos que él mismo promovió y apoyó. Si hacemos analogías con otros periodos negros de la Historia contemporánea, es como si un ministro de Angela Merkel dijese públicamente del nazismo lo mismo que el ex ministro de Aznar, con el agravante de que allí están prohibidos los partidos que hacen apología del régimen hitleriano.
Falange Española no sólo tiene el presente de aparecer de vez en cuando en pegatinas que vemos por las calles. Como escribió recientemente Francisco González de Tena, «fue una herramienta fundamental en el exterminio sistemático y planificado de cientos de miles de inocentes ciudadanos españoles, y sus botas, correajes y símbolos son un referente básico del régimen de terror al que hemos aludido». Según el citado autor, en el enjuiciamiento a Garzón «Estamos ante un desprecio sistemático de los argumentos legales del Ministerio Público, algo que es esencial en cualquier procedimiento. La voz autorizada de la Fiscalía ha sido ignorada de forma contumaz por la Sala, cuando exigía el archivo de la causa. No se han admitido las pruebas para la defensa del ahora acusado. No se han admitido los testigos cualificados propuestos por la defensa, que demostraría la extemporaneidad de una Ley de Amnistía (invocada reiteradamente como referente último por tan peculiares acusadores) cuya nulidad ha sido reclamada hasta la saciedad por todas las instancias internacionales con responsabilidad legal en la defensa de los Derechos Humanos, como el Relator de Naciones Unidas. No se le ha dado la relevancia debida a la contaminación ideológica y de animadversión personal de algunos de los integrantes del Tribunal. Y, como resumen de estos graves defectos formales »“que invalidarían cualquier otro procedimiento, pero no por lo visto este»“ no se considera que todo este cúmulo de evidentes irregularidades colocan al magistrado acusado injustamente en una situación de clara indefensión».
No podemos olvidar que a Falange se le ha dado amparo en el Tribunal Supremo para erigirse en acusador del magistrado Garzón con el inaceptable argumento de «haber atentado contra el honor de Franco». Es grave que un grupo con esa ideología tenga página web y siga perpetuando homenajes en el Valle de los Caídos »“junto a determinados elementos reaccionarios de la Iglesia-, pero es más grave que el propio presidente del Tribunal Supremo, el señor Dívar, lo considere «libre de toda sospecha». Y también es gravísimo que el magistrado Varela y demás compañeros de procedimiento aceptan entusiasmados la personación de tan cualificados herederos del horror para proceder a una chapuza judicial que a punto han estado de resolverse coincidiendo con la conmemoración del 79 aniversario de la proclamación de la II República, algo que, con toda seguridad, hubieran celebrado como nuevo Día de la Victoria.
Asuntos como el de Garzón pone en evidencia, una vez más, que nuestro país sufrió una transición incompleta. Quienes debieron estar sentados en el juicio de Nuremberg, como lo estuvieron los generales de Hitler, se fueron de rositas gracias a la Ley de Amnistía. Y hoy, esos mismos, o sus herederos, son los responsables del Golpe de Estado Judicial, el único que se puede perpetrar dentro de un Estado Social y Democrático de Derecho, tal y como recoge nuestra Constitución. Antes se fusilaba y enterraba en las cunetas; ahora se fusila y entierra en los tribunales. Algo hemos avanzado.
Manolo Lay, portavoz de Izquierda Unida.
Falange Española de las JONS
Jefatura Nacional
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Ni un solo medio de comunicación, prensa, radio o televisión, ha sido capaz, desde que se iniciaran los procedimientos judiciales contra el juez Garzón, de dirigirse a Falange Española de las JONS, querellante en uno de los citados procedimientos, para informarse, mÃnimamente, de nuestro papel en toda esta historia.
A la vista de esta situación Falange Española de las JONS quiere, por medio de este comunicado, hacer constar las siguientes puntualizaciones:
Falange Española de las JONS es un partido polÃtico legal e inscrito en 1976, en el Registro de Partidos PolÃticos del Ministerio del Interior con el número 7.
Falange Española de las JONS no es un partido fascista. El fascismo pretende imponer un Estado Corporativo y Falange propone al pueblo español un Estado Sindical.
Falange Española de las JONS no es un partido de extrema derecha ya que entre sus principios fundamentales figura la nacionalización de la Banca y de los servicios públicos, la entrega de la tierra a los que la trabajan, adjudicar la propiedad privada de la empresa, de la plusvalÃa y de los medios de producción a los trabajadores, en contra de lo que preconiza la derecha con su sistema económico capitalista que adjudica la propiedad de los elementos expresados al capital, al dinero.
Falange Española de las JONS no recibe, ni ha recibido nunca, la mós mÃnima subvención o ayuda del estado ni de nadie. Vivimos, exclusivamente, de las cuotas, pobres cuotas, de nuestros afiliados, con las que pagamos nuestros locales, nuestras campañas electorales, nuestros viajes, hoteles, comidas, gastos de mantenimiento y de comunicación, de todas nuestras actividades, Asambleas, Consejos, reuniones territoriales o provinciales, etc. etc. etc. etc. En definitiva, no le costamos un solo euro a los españoles, sean contribuyentes o no lo sean.
Falange Española de las JONS tiene, el legÃtimo orgullo, de que sus filas cuenten con el mayor número de caÃdos en defensa de España y de unos valores superiores, con el agravante, ademós de que todos sus fundadores fueron asesinados por los antecesores de los que hoy, haciendo un impecable ejercicio de talante democrótico, piden nuestra ilegalización.
Falange Española de las JONS, como tal partido polÃtico, desapareció, por imposición del llamado Decreto de Unificación que, el 19 de Abril de 1937, unÃa en una sola organización polÃtica, denominada Falange Tradicionalista y de las JONS y después Movimiento Nacional, a todos los partidos que se habÃan sumado al alzamiento del 18 de Julio de 1936. Movimiento Nacional al que pertenecieron millones de españoles. MILLONES. Y todos los partidos de derechas.
Por si esto no es suficiente, estamos dispuestos a aclarar cualquier duda que puedan tener los periodistas que desde los medios de comunicación nos atacan o nos ignoran y que tengan las suficientes agallas para preguntarnos y PUBLICAR nuestras respuestas.
Y terminamos: Un intelectual (¿) denominado coloquialmente Pepiño Blanco, ha declarado recientemente: «Me cuesta mucho entender que la Falange pueda estar en la vida pública». Pues a nosotros sà que nos cuesta entender que usted sea Ministro.
En Madrid, a 17 de Abril del 2.010
Fdo. Diego Mórquez Horrillo
Jefe Nacional de F.E de las JONS.