trappes femme sans lendemain Entre las exigencias planteadas por el 15-M aparece con gran fuerza la reclamación de democracia real, ya. La movilización popular ha situado en primer lugar la necesidad de controlar y obligar a los representantes políticos a actuar conforme a la voluntad de quienes los eligen y no de «los mercados». No podía ser de otra manera cuando la crisis económica y financiera global ha dejado al descubierto la delgadez e insustancialidad de la democracia existente.
singlar mellerud Tenemos en nuestras manos la oportunidad de responder adecuadamente al reto que nos ha planteado la movilización: la presencia de IU en las instituciones debe servir para un avance de la democracia, es decir de la capacidad de decisión del pueblo sobre el poder de las élites; el control ciudadano con lo que se hace con los recursos públicos. No podemos ser una parte más de la élite que ha sido cuestionada. No podemos pedir que nos voten, que cuando ganemos llegarán los cambios.
Una primera vía está clara, es la reforma de las leyes electorales. Esa reforma debe consistir en un sistema verdaderamente proporcional en el que todos los votos valgan lo mismo y contra la oligarquización de la representación. Eso supone revisar las provincias como circunscripción y suprimir los mínimos del 5% que hay que rebasar en las municipales para entrar en el reparto (y los equivalentes a otros niveles). Pero no basta con esto. Hay que aumentar la responsabilidad de los representantes frente a los representados e introducir la posibilidad de censura y revocación.
Otra vía es mejorar los mecanismos de democracia directa. Suprimir los obstáculos y los tabúes a la iniciativa legislativa popular y regular la obligatoriedad del referéndum para las cuestiones políticas de importancia general.
Estos cambios requieren cambios en legislación estatal que no son fáciles de conseguir. Pero el paisaje abierto tras las últimas elecciones supone una oportunidad para el avance de la democracia por la base. E IU está obligada a contribuir a ello, pues de lo contrario todo se quedará en un debate demagógico sobre los coches oficiales.
La forma de hacerlo es mediante la puesta en marcha de reformas participativas en el funcionamiento de todas las instituciones. La implantación de Presupuestos Participativos en municipios y comunidades autónomas; la creación de mecanismos de Contraloría Social que supervisen el diseño y la ejecución de las políticas y los proyectos públicos; la puesta en marcha de Jurados Ciudadanos para el control de los servicios públicos (Enseñanza, Sanidad, etc.), la celebración de Referendos Locales para las decisiones estratégicas, …. Medidas, en definitiva, que se han ensayado y se están ensayando en muchos lugares del mundo y que tienen en común la participación directa de las ciudadanas y los ciudadanos en la gestión de lo público.
La reivindicación del 15-M es «democracia real, ya». La única respuesta aceptable de IU es hacer lo posible para que esa demanda se cumpla. Eso requiere democracia participativa, ya.
Paula Garvín. Javier Navascués.
Últimos comentarios