Intervención de Manolo Lay en el pleno de las Ordenanzas Fiscales Municipales 2009

http://technopar.fr/?roskaz=lieu-de-rencontre-celibataire-sur-gourdon&f51=a1 Quién nos iba a decir hace un año, en el anterior debate de las ordenanzas fiscales, que el debate de hoy iba a estar marcado por (llamemos a las cosas por su nombre) la crisis global del capitalismo salvaje. Lo mismo que hace un año era inimaginable que iba a haber un afroamericano en la Casa Blanca, lo era también no sólo que la especulación legalizada se fuese a pique, sino que los ciudadanos y ciudadanas dedicaran sus impuestos estatales a salvar a los banqueros.

Saint-Maximin-la-Sainte-Baume Y bajando al ámbito municipal, quién nos iba a decir hace un año que este año el esfuerzo del municipalismo tení­a que concentrarse en solventar el problema histórico de la financiación de los ayuntamientos, porque los ingresos no iban a poder costear los servicios (y a veces ni los salarios) que tanto necesitan los ciudadanos y ciudadanas.

No quiero hacer demagogia: muchas de las demandas que hoy propone e incluso exige nuestro alcalde, los alcaldes socialistas, populares, andalucistas y de todo signo polí­tico fueron rechazadas en este mismo salón de plenos por la mayorí­a socialista cuando Izquierda Unida las planteó, por escrito, en mandatos anteriores, y también por la minorí­a popular cuando Aznar era presidente.

Los problemas de la financiación de los ayuntamientos no se salvan con las ordenanzas fiscales. Lo sabemos todos. Y mucho menos en Dos Hermanas, donde la presión fiscal es muy baja y, quién nos lo iba a decir hace un año, donde desde Izquierda Unida no os vamos a reprochar que se congelen la mayorí­a de las tasas. Y no sólo eso, sino que os hemos pedido que este año se lleve a la práctica esa congelación (que es una bajada encubierta) procurando no mermar, eso sí­, los ingresos municipales.

Este año no os vamos a decir aquello de «bajar los impuestos no es de izquierdas», por motivos obvios: porque no estamos como hace un año y porque no queremos que los platos rotos de la crisis los paguen los ciudadanos y ciudadanas, que bastante tienen, como he dicho antes, con ver cómo los gobiernos solucionan la vida a los banqueros.

El sentido de nuestro voto favorable a las ordenanzas fiscales de este año tampoco tiene nada que ver con el que nos hizo aprobarlas el año pasado. El acuerdo alcanzado «in extremis» con el gobierno local ha servido para que, en tan sólo unas horas, tuviésemos que rehacer por completo nuestro discurso. Personalmente puedo decir, incluso, que tuve que cambiar a la carrera una nota de prensa, donde os poní­a a caer de un burro, lo mismo que la concejala de Hacienda tuvo que dar una rueda de prensa explicando unas ordenanzas fiscales distintas a las que finalmente se consensuaron un rato después. Cosa que, por cierto, agradecemos profundamente, no sólo por el giro polí­tico, sino, como sabemos el representante del PP y yo, por las dificultades «de banquillo» que está sufriendo el departamento de Hacienda y por el trabajo extra que hemos dado a última hora. Desde esta tribuna, por tanto, rogamos que se haga extensivo ese agradecimiento a los trabajadores y trabajadoras que han logrado llegar a este pleno con los deberes hechos.

Porque lo cierto es que las ordenanzas fiscales han sufrido un revolcón en una semana. Hemos pasado de subir el 5,3 % las tasas a dejarlas al cero-coma-cero. Y, para no disminuir los ingresos, hemos dejado el IBI como en 2008. Tal vez sea lo comido por lo servido en términos globales y contables, pero no así­ en términos polí­ticos. Y tal vez no sirva para arreglar la crisis económica del ayuntamiento ni la de los bolsillos de la ciudadaní­a, pero al menos es una buena noticia, que de buenas noticias están escasos los tiempos que corren.

El otro dí­a me eché las manos a la cabeza oyendo una entrevista a Pedro Solbes. En la radio, el ministro durmiente decí­a -sin inmutarse lo más mí­nimo- que lo bueno de tener más parados es que aumenta la productividad neta del paí­s y que -aún más sangrante- lo malo de tener más parados no es que la gente lo pasa canutas, sino que se ralentiza el consumo. No dudo que Solbes piense que una persona parada es una persona indefensa, pero como se decí­a en aquel famoso diálogo de la pelí­cula «La escopeta nacional», cuando el señorito terrateniente preguntó si estaban buenos los langostinos y el burgués catalán dijo que sí­, el otro responde descarado

– Pues eso se dice, hombre; eso se dice.

No dudo que Solbes piense en los apuros que está pasando la gente de la calle, pero «eso se dice», porque en esa entrevista habló como un tecnócrata, más preocupado por los números que por las personas. Pues bien, la propuesta de ordenanzas fiscales que hoy se va a aprobar aquí­ tiene en cuenta los dos factores, el de los números y el de las personas. El primero, por razones obvias: pese a la crisis, no se va a ingresar menos dinero que en años anteriores. Y el segundo, porque el consenso entre PSOE e Izquierda Unida supondrá un giro social y de izquierdas de las ordenanzas fiscales del 2009. Recaudando lo mismo o más, vamos a garantizar los servicios que ofrece el ayuntamiento, vamos a hacer que se pague lo mismo por las tasas que tienen que abonar todos los ciudadanos por igual y que tienen relación con la cultura, la educación, el pago de la basura o los servicios sociales. Y, al mismo tiempo, se hará posible que paguen más IBI los ciudadanos y ciudadanas que tienen viviendas más caras respecto de los que tienen viviendas menos caras.

Os pongo mi caso, como hice el año pasado. Con las ordenanzas que hemos consensuado aquí­, y viviendo en el centro de Dos Hermanas, voy a pagar quince euros más en el IBI del 2009 respecto del año en curso, mientras que alguien que tenga una casa de 200 metros cuadrados en La Motilla va a pagar unos 50 euros más. Sin embargo, la universidad popular, los conciertos de música clásica, el recibo de la basura o el servicio de ayuda a domicilio van a costar lo mismo. ¿No es eso una polí­tica fiscal progresista?

Tampoco olvidamos lo de Solbes: si congelamos las tasas, estamos, en realidad, bajándolas, porque se supone que los salarios van a subir en 2009 y las tasas se van a quedar al mismo coste que en 2008.

Durante estos últimos años hemos sido muy crí­ticos con determinadas polí­ticas del equipo de gobierno de este ayuntamiento. Cuando hemos pedido más guarderí­as municipales ha sido porque la inmensa mayorí­a de ciudadanos y ciudadanas no se pueden costear las guarderí­as privadas. Cuando hemos reclamado más y mejor asistencia social ha sido porque nos parecen insuficientes y porque desde lo público se igualan las necesidades sociales y se atiende con criterios de igualdad las carencias de quienes menos tienen. Todo eso supone un coste que, a falta de generosidad por parte de las administraciones estatal y autonómica, repercute directamente en los bolsillos de los ciudadanos y ciudadanas. A nadie le gusta pagar impuestos, pero los tributos son necesarios en una sociedad que aspira a la igualdad. En las ordenanzas fiscales de 2009 hay más igualdad, más solidaridad y más conciencia social. También en Dos Hermanas le cuadrarí­an las cuentas tecnócratas a Solbes, pero no ha sido eso lo que ha facilitado nuestro acuerdo.

Echemos un instante la vista atrás. En las ordenanzas fiscales aprobadas en 2004 para el año 2005 se aprobó la congelación de las tarifas en buena parte de los tributos locales; en algunos se subió el 2 % y en el resto se subió por debajo del IPC de junio, un 3,5 %.

En las ordenanzas aprobadas en 2005 para el año 2006 se siguió la misma tónica: congelación de parte de los tributos, así­ como subidas en los restantes por debajo de dos IPC de referencia: agosto y septiembre (3,7 %)

En las ordenanzas aprobadas en 2006 para el año 2007 hubo congelación de parte de los tributos y subidas en los restantes de acuerdo con el IPC de agosto (3,7 %)

En 2007 se aprobaron las ordenanzas para este año 2008 con algunos tributos sin subidas y con el incremento del IPC de julio para el resto (2,2 %).

En ninguno de esos últimos 4 años hubo crisis, ni para el ayuntamiento ni para los ciudadanos, pero el coste de los servicios sí­ siguió aumentando. El ayuntamiento dejó de recaudar lo que ahora no tiene en función de las tasas, pero la bonanza económica permitió seguir incrementando los ingresos. Mientras sigamos sufriendo el temporal de la crisis, nuestra postura seguirá siendo la misma que hoy, pero está claro que este modelo debe cambiar. Algo habrá que hacer para evitar que el sector inmobiliario aporte el 32 % de los ingresos de los ayuntamientos y el 36 % de sus gastos, con carácter general, en nuestro paí­s. En Dos Hermanas esas cifras tal vez no sean reales, pero lo cierto es que habrá que abrir una nueva etapa en la financiación de los ayuntamientos para evitar que los buitres vuelvan a sobrevolar en la siguiente crisis del capitalismo. Que llegará, no nos cabe la menor duda, mientras los gobiernos sigan planteándose la refundación del capitalismo y no la refundación del socialismo. Pero esa es otra discusión.